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¿Cómo reaccionar ante las rabietas de tu hijo?

03.09.2020

  • Hijos
Acabo de regresar del supermercado y no puedo dejar de pensar en esa mamá que tuvo que mantener la calma ante la rabieta de su hijo. Y es que en esos momentos, la mejor forma de reaccionar es con autocontrol.
A todas las mamás y papás nos pasa. Nuestros hijos se descontrolan y hacen un berrinche que nos hace pasar un mal rato a todos. En estos casos es cuando debemos aplicar la famosa frase: "Paciencia y buen humor" y hay que agregarle, también, mucho amor. ¿Por qué? Porque estos arranques de enojo no necesariamente se detienen después de la primera infancia. Los niños mayores, a veces, también tienen problemas para controlar sus emociones, y ayudarlos a hacerlo puede ser difícil para los padres. Por eso, cuando empieza la rabieta, es muy importante que mantengamos la calma y hablemos con nuestros hijos con claridad y firmeza, pues si reaccionamos con críticas severas, amenazas y palabras humillantes, lo único que les estamos enseñando es a hacer lo mismo.

Lo que podemos hacer
Regular las emociones y controlar el comportamiento son habilidades que se desarrollan a lo largo del tiempo. Si tu hijo no suele tener rabietas, lo que tienes que hacer cuando tenga alguna es revisar las reglas con él. Puedes decirle algo como "Sé que estás molesto, pero nada de gritos ni de insultos, por favor". Después, puedes conversar con él y ayudarlo a recuperar la compostura.

Ayúdalo dándole instrucciones: "Dime por qué estás enojado" o "Por favor, discúlpate con tu hermano por decirle eso". Así, lo guiarás de vuelta a una conducta aceptable y estarás fomentando su autocontrol. Es importante también que le digas lo que sucederá si no se calma. Por ejemplo: "Si no te calmas, tendrás que irte a tu cuarto hasta que puedas dejar de gritar".

Si, en cambio, tienes un niño al que le da rabieta muy a menudo, es posible que necesite un poco más ayuda para controlar esas emociones. Puedes intentar con esto:

Ayúdalo a explicarse
Averigua cuál es el problema. Si es necesario, utiliza un "tiempo fuera" para que tu hijo se calme, o recuérdale cuáles son las reglas de la casa y las expectativas: "Por favor, detente y cálmate. No está permitido gritar ni arrojar cosas". Recuérdale también, que debe hablar sin lloriquear o gritar. Cuando se haya tranquilizado, pregúntale qué le hizo enojar. Un: "Cuéntame qué pasa y por qué estás enojado", lo ayudará a convertir las emociones en palabras y a comprender qué se necesita para resolver el problema. Intenta no presionarlo demasiado, pues es posible que necesite tiempo para reflexionar antes de estar listo para hablar.

Escucha y responde
Si le cuesta trabajo expresarse, muéstrale empatía. Puedes decirle cosas como: "Así que eso te hizo enojar", "Te debes haber sentido frustrado" o "Eso debe haber herido tus sentimientos". Luego, ofrécele tu ayuda para encontrar una respuesta, solucionar un conflicto o para ofrecer una disculpa. En muchos casos, sentirse escuchado y comprendido es todo lo que el niño necesita para recuperar la compostura. Es muy importante dejarle claro que las emociones intensas no son una excusa para el comportamiento inaceptable. Puedes decirle algo así como "Sé que estás enojado, pero en ningún caso está bien golpear". 

Crea reglas
Que tu hijo sepa lo que no es aceptable. Explícale de manera sencilla lo que no está permitido y lo que deseas que haga. Podrías decir: "En esta casa no está permitido gritar. Usa tus palabras para explicarme qué te está molestando", "No necesitas insultar para decirle a alguien que estás enojado. Hablando con calma se va a solucionar el problema".

Cada vez que puedas, en los momentos de calma, intenta conversar con tus hijos sobre las emociones. Verás cómo ellos van entendiendo poco a poco cómo manejarlas y los arranques de enojo serán cada vez menos frecuentes. ¡Suerte!